El valor
Una mañana en el campo la luz del sol a medida
que se adelantaba y comenzaba a calentar e iluminar cada trocito de tierra, una
hormiguita se levantaba de su camita en su madriguera, mientras ella se
desperezaba un sapito abría los ojos en el pequeño pozo que estaba junto al
gran estanque que da de beber a todo una gran masa de tierra y que sirve a su
vez de abrevadero a miles de animalitos de la zona.
Poco a poco se va metiendo la mañana y así
cada uno de los animalitos se fueron levantando mientras el sapito y la
hormiguita también lo hacían.
Ya a mitad de mañana cuando todos debían
estar haciendo sus tareas diarias, la hormiguita dice: "Hoy me propongo
hacer un nuevo amigo, hoy voy a hacerle el bien a la primera criatura que se
tope conmigo y que me necesite", y así lo fue repitiendo durante todo el día.
El sapito por su parte, estaba un poco
perezoso y apenas estaba subido en una hoja que flotaba sobre el estaque
cantando y comiendo los pequeños insectos que pasaban cerca de él.
De pronto se le ocurrió ir a visitar a un
amigo que tenía en el gran estanque que estaba cerca de su pocito de agua, el
gran estanque que da de beber a todo una gran masa de tierra y que sirve a su
vez de abrevadero a miles de animalitos de la zona.
Cuando llega al estanque comienza a preguntar
por su amigo y nadie le sabe dar razón de éste, cuando de pronto una libélula
de lejos le dice que su amigo vive en la orilla oeste del estanque cerca de los
lirios pasando las maticas de papiro.
El sapito después de ese viaje y de la búsqueda
de su amigo tenía mucha hambre y le pide que se acerque a la libélula para
escucharle mejor, pero como la libélula era mayor ella ya sabía que el pequeño sapito
le había escuchado bien y que solo quería que se acercara para comérsela, así
es que se despidió de lejos y dejo al sapito siguiera su camino.
El sapito aun con hambre se dirigió a donde
estaba su amigo pero mientras nadaba un gran pez que vivía en el estanque y que
también tenía mucha hambre intentó comerse al sapito pero este salta muy fuerte
y cae en las afueras del estanque.
Pero con el salto el pobre sapito se lastima
una patica. Mientras la hormiguita por su parte muy trabajadora seguía de un
lado para otro llevando comidita para su casa para compartirla con sus otros
hermanos y hermanas, de pronto ve a un pobrecito animalito quejándose de dolor.
La hormiguita se detuvo y le preguntó: por qué te quejas, qué te ha pasado?, el
sapito le cuenta que se salvó de ser comido por un pez grande que estaba en el
estanque.
La hormiguita por su gran corazón y su buena
voluntad, se llena de VALOR y aun sabiendo que los sapitos comen hormiguitas le
dice te voy a ayudar porque quiero ser tu amiga aun cuando sé que por tu
naturaleza puedes comerme.
Cuando la hormiguita le dijo estas palabras
el sapito que ya estaba preparando su gran lengua para comerse a la hormiguita
en lo que se acercara pensó, como es posible que mi naturaleza y mi estómago me
diga que me coma a la hormiguita si ella me va ayudar si ella está corriendo un
enorme riesgo y está teniendo tanto VALOR para que yo esté bien.
Así es, el sapito inmediatamente logro
dominar su naturaleza y mientras él pensaba la hormiguita ya tenía puesto unos palitos
al lado de la patita del sapito y lo había vendado con unas mantitas que una
vieja arañita había dejado en una rama.
El sapito estaba ahora curado de su patita y
aun cuando la naturaleza era contraria a dejar que una hormiguita se le
acercara cuando este tenía hambre, el VALOR y los valores de la hormiguita
hicieron que la respetara y quisiera mucho, a tal punto que hoy día aún son
amigos muy buenos amigos.
Y colorín colorado, otro día ha pasado en el
campo en la sabana Venezolana, que es cualquier sabana de cualquier país, porque
somos habitantes del mundo, somos pasajeros en camino.