lunes, 26 de agosto de 2013

El Cardenalito y el Querrequerre


Una vez cuando el invierno ya estaba de pasada, la mañana banaba a la sabana con su dulce roció matutino.

Que sabroso roció matutino dice el Papa Cardenal que venía de dar dos vueltas al árbol para ejercitar sus alas.

Cuando un Querrequere  que estaba parado en otra rama, dice: que tiene de bonita esta mañana? otro día más con las mismas penurias, mis problemas de ayer son los mismos de hoy? que tiene de bonito?
Hoy estamos siguiendo lo malo de ayer.

Inmediatamente el Cardenalito se entristeció, su corazón se le compungió, podía creer que uno de sus amigos estuviera con esa actitud.

Como era posible que no se diera cuenta del regalo que significa cada día.

Y temeroso e cardenalito de que su amigo no quisiera hablar solo se despidió y entro en su casa.

Así pasaron muchos días hasta una tarde cuando los cardenalitos pequeños llegaron a casa, uno de ellos el más pequeño le cuenta a su Papa que viene muy contento porque un amigo de su escuela que no sabía volar y que siempre decía que odiaría saber volar, hoy cuando la maestra les ensenaba como volar este amigo de él estaba totalmente reacio a aprender.

Él le dijo yo te doy una razón para poder volar amigo y la razón es que todo es voluntad, la voluntad todo lo puede, yo te apoyo yo estoy aquí al igual que tu aprendiendo, yo no sé volar la maestra hoy está enseñándonos a volar, si tú tienes voluntad puedes cambiar, puede hoy ser un día especial, el día que aprendas a volar.

Inmediatamente el Papa cardenal soltó una lagrima de felicidad, su hijo le había ensenado dos cosas importantes, la primera la solidaridad, no quedarse callado viendo a un amigo afrontar sus miedos solo, y segundo el poder de la voluntad que todo lo mueve.

Dios nos regala las herramientas pero en nosotros esta si las ocupamos para ser felices o no; el Papa Cardenal luego de abrazar a su hijo y felicitarlo por su labor en este día, salió corriendo para hablar con su amigo el Querrequere y decirle lo bueno que la sabana le regala todos los días, lo bonito de tener amigos, lo increíble de tener una familia.

El Querrequere luego de escuchar al Cardenalito le dio la mano y le agradeció y le dijo hagamos una carrera hasta el laguito, seguro que yo gano, y salieron volando rápidamente, y de repente este cuento se acabó.