miércoles, 28 de octubre de 2009

La Chicharra y la Lluvia


Un día de estos la sabana nació mojada al reventar el lucero, ya la sabana estaba en pie cual potrillo luego del parto.

No había lugar donde la sabana no estuviera esperando a cada criatura que al levantarse la viera verdecita, con olor a tierra mojada a campo, a hierba gruesa, buena de pasto pa` ganado.

Era el tiempo que decía que el invierno ha llegado y ha llegado bueno, en tiempo cuando la chicharra ha dicho, y ha anunciado, así es como se inicia este cuento.

Una chicharrita llegada de lejos quiere ser luego una tara grande, y mientras decía con voz aguda y fea como un chillido el anuncio de la venida del invierno, una gota ha caído sobre ella.

La chicharrita decía, el invierno está por llegar, el invierno está por llegar, lo repetía mil veces y mil veces más, cuando de pronto otra gota de agua cayó sobre la chicharrita.

De repente un pajarito que venía directo a comerse a la chicharrita la ve y piensa que ella está llorando, y le da pesar y no se la come, y le pregunta, chicharrita por qué lloras?, todos sabemos que el invierno va a venir pero por qué lloras?.

La chicharrita asustada y sabiendo que si le dice que no está llorando sino que le ha caído una gota de agua, el pajarito se la comería, le comienza a contar historias sin fin hasta el pajarito se duerme con tantas historias que la chicharrita le cuenta.

Viendo la chicharrita que se durmió el pajarito vuela hasta otro árbol para salvarse de ser comida y seguir anunciando el invierno.

Y colorín colorado este cuento va a seguir siendo contado.

Moraleja: a veces es importante estar pendiente de cómo nos vemos delante de los demás para no pecar de arrogantes, porque esa humildad muchas veces nos salvara.

viernes, 2 de octubre de 2009

LA ORUGA Y EL CABALLO

Un día que antecedía al de hoy, en un paraje de los andes una oruga estaba aún costado de la vía en dirección a la laguna.

Cuando de pronto un caballo alto y relinchos joven y fuertes que venía rápidamente por el camino, al pasarle por un lado y mirar a la oruga sin medir la rapidez en que venía este se frenó violentamente.

El saludo y dijo:

Hola! no había visto a nadie en horas, vengo viajando desde lejos y hasta ahora no había podido hablar con nadie. Y comenzó a hablar y hablar hasta que la oruga un poco aturdida.

Le dice riéndose:

Amigo! para para un momento, que no entiendo todo lo que dices, hablas muy rápido y muchas ideas a la vez.

El caballo aun emocionado comenzó nuevamente a hablar y hablar sin parar muy rápidamente, igual que sus padres los cuales eran margariteños.

La oruga se sonreía una y otra vez, hasta llegar a carcajearse.
Cuando el caballo la ve riéndose a carcajadas le provoca risa y este también comienza a reír sin saber por qué pero era tal el contagio que los dos reían hasta llorar.

Cuando ya no podían mas reír se vieron a los ojos y comenzaron a calmarse de la risa.

La oruga le dice:

Amigo para dónde vas, porque venias tan rápido por el camino?
El aun con risa le dice vengo buscando lo que todos buscamos la felicidad.

Pero ha recorrido y recorrido y aun no la encuentro, y poco a poco comienza a contarle de todos sus viajes alrededor de américa buscándola, un viaje más esplendido que otro conociendo a otros animales buenos con los cuales paso muchas ratos buenos y agradables.

Como la conversación estaba muy agradable la oruga le dice que se recostaran a comer un rato para que le siguiera contando sus historias.
Ya entrada la noche el caballo y luego de contarle mil historias, la oruga le dice:

!Cómo es posible que digas que andas en busca de la felicidad si tu vida ha sido una sola felicidad, has y tienes mil amigos con los cuales el infinito lo has vivido a plenitud en cada momento, has sido amado y has amado, no puedo entender como dices que buscas la felicidad.
 


Y así la oruga le comienza a contar todo lo que el caballo no entendía, y desde ese día el caballo descubrió que la vida está hecha de cada minuto, que todos los que conocemos nos ayudan a crecer y descubrir que la vida es un rompecabezas que debemos armar mientras vivimos.